Orilleando al Genil,
paseando por el bosque habitado,
paseando por el bosque habitado,
disfrutando lo que nuestro entorno cercano,
el que tenemos muy a mano,
al lado de casa,
al lado de casa,
nos regala en cualquier momento
y cuando menos lo esperas,
paisajes de ensueño,
marcos, que el buen amigo,
siente y grita como incomparables.
Solo hay que saber llevar
los ojos bien alerta,
los oídos atentos,
el olfalto despierto
y el alma inquieta.
y cuando menos lo esperas,
paisajes de ensueño,
marcos, que el buen amigo,
siente y grita como incomparables.
Solo hay que saber llevar
los ojos bien alerta,
los oídos atentos,
el olfalto despierto
y el alma inquieta.
Plenamente enriquecido.
Me siento afortunado...

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