Nada más pensarlo, ya es doloroso. Pero todo llega y tiene que ser duro, muy duro. Solamente quien tiene un perro, no un perro-cosa, sino un perro-amigo, puede entender lo que quiero decir con estas palabras.
Por eso, cuando me llegan textos como el que viene a continuación, no dudo en guardarlo, en releerlo y aunque invadido por la pena, disfrutarlo. Parece una contradicción eso de pena y disfrute, es lo que tiene la poesía, ese género que se adentra de lleno en la profundidad de los sentimientos.
Pues eso, que penosamente disfrutéis del gran poeta chileno Pablo Neruda.