PASA Y SIÉNTATE EN MI PORCHE.

DESCANSA Y CHARLA UN RATO CONMIGO...

Navegante, entra al porche y deja tu comentario.

Las Nuevas Tecnologías avanzan que es una barbaridad e Internet cada vez se hace más presente en nuestras vidas, para lo bueno y para lo malo.
Los blogs han irrumpido en todo el mundo internáutico y el porche como no podía ser menos se pone en primera línea y no quiere quedarse atrás.
Este blog permite que el porche sea más participativo, un sitio en el que sea más fácil opinar, dejar un comentario o pegar aquello que simplemente se quiere compartir con los demás, con el único fin de mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo y de sus gentes.
El único límite serán las que imponen las más elementales normas de educación y cortesía, el resto es cosa de todos nosotros.
Entra pues con toda confianza y siéntate un ratito a charlar plácidamente en este tu porche.

Sin raíces no hay ramas, sin árboles no hay bosque.
¡Abajo las raíces, arriba las ramas!
Ubuntu.

Salu2 cordiales y pedal-pedal.
"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo." EDUARDO GALEANO.

"Cualquier objeto, por insignificante que parezca, tiene una historia que contar. Un mago o maga de las palabras solamente tiene que saber imaginarla y luego, contarla." AYES & LUIS

22 diciembre, 2016

Árboles ideales

Pilas del Cerezal, Alfarnate
Recuerdo que en el cole usábamos diferentes tests para conocer la personalidad, el test de la figura humana o de Goodenough, el test del árbol, etc.


Desde siempre me ha atraido poderosamente el pensar cómo cada persona se imagina un árbol en su mente cuando se le pide expresamente que lo imagine. Ese sería el árbol ideal, del que un buen psicólogo podría extraer un montón de interesantes y curiosas conclusiones.

Quejigo de Júrtiga
Pero el caso es que en mi ir de acá para allá he encontrado por esos mundos de Dios, los que llamo "árboles ideales reales", "árboles Madre", esos que están cargados de Natural Energía, a los que cuando uno se abraza se siente el fluir vital desde sus raíces a las hojas, pasando por la rugosidad palpable de su ancestral corteza.
Inexplicable con palabras, pero palpable desde el mundo de las sensaciones.

Castaño "El Abuelo", Vereda de la Estrella
Madre Eywa, esa diosa que está conformada por el conjunto de todos los seres vivos y todos los conocimientos, y que procura la conservación y el equilibrio de la vida.

Castaño de Jérez del Marquesado
Estos árboles ideales, son, según mi humilde opinión, los puntos de conexión, los transmisores de la energía vital que lo envuelve todo.
Castaño de Pitres
Es cuestión de fé, de cerrar los ojos y de sentir.

16 diciembre, 2016

Leer, una pasión clasificable


Me he encontrado en diversos sitios clasificaciones muy sesudas sobre los libros. Hoy me apetece dejar plasmada mi personal forma de clasificar los libros en función del interés que, lógicamente, tienen para mí.
Esto es fruto de mi experiencia personal, de muchas sensaciones postreras a la lectura de un libro  y de que hay que tener la mente ocupada mientras se hacen metros y metros en la piscina, una forma tan válida como otra para hacer que el tiempo pase más rápido y el esfuerzo parezca menor y más llevadero. Seguro que todos los que corren, andan, pedalean, nadan, o en definitiva hacen deporte en soledad, tienen su truquillo particular para hacer que el esforzado momento, al menos, parezca más liviano y llevadero.

Vayamos pues al tema de esta entrada que es el de ofrecer mi peculiar clasificación de lo que leo, esa pasión incontenible que ahora más que nunca siento despierta.

Yo adjudicaría los siguientes niveles a un libro según la pasión que en mi despierta su lectura:

Nivel 0 - Cuando no he podido terminar de leer un libro. Un peñazo insoportable. Aburrido hasta la saciedad. No tiene pies ni cabeza, cuesta trabajo comprender. En definitiva un bodrio. Aunque es algo a lo que me resisto, al final tengo que dejar de leerlo, porque ni con pan me entra. Es algo que en contadas ocasiones he tenido que hacer, por suerte. Creo que dejar de leer un libro porque no se puede con él, es un saludable ejercicio que es necesario realizar cuando se da el caso.

Nivel 1 - Bueno, vale, pues si. No me aporta nada. Predecible. Aburrido. Me ha costado llegar al final, pero bueno, vale.

Nivel 2 - Algo de interés. Lectura llevadera. Soportable. Argumento simple y algo sorpresivo. Vocabulario justito. Se hace pesadillo.

Nivel 3 - Interesante. Atractivo. Vocabulario novedoso. Argumento bien definido y desconocido, del que puedo aprender algo.

Nivel 4 - Muy interesante. Argumento que me ilusiona, llamativo. Crea expectativas, motiva. Vocabulario atrayente y bien cuidado, adecuado a la linea argumental. Basado en la realidad. Instructivo. Cuando termino he aprendido bastante. Tiene expresiones citables.

Nivel 5 - Engancha desde el primer renglón. Argumento novedoso e interesante, bien trabajado por el escritor. Vocabulario excelente y adaptado a la perfección a la línea argumental. Contiene expresiones, pensamientos, citas, etc... con los que me siento muy identificado. No puedo dejar de leer. Me deja huella para siempre. Aprendo sorprendentemente sobre un tema determinado. Me apetece su relectura. Inolvidable. Lo recomendaria con los ojos cerrados, sin titubear.

Pues eso, a partir de este momento, por qué no, procuraré clasificar mis futuras lecturas a posteriori, de acuerdo con estos niveles, haciendo un esfuerzo que pienso es necesario, clarificador e interesante, a modo de resumen.

¿Qué me pasa ahora a priori? Pues que me he vuelto muy desconfiado, tiquismiqui y quisquilloso, intento seleccionar muy mucho mis futuras lecturas, yendo a lo seguro, pasando los nuevos libros por el tamiz del clasificador haciendo todo lo posible por escoger libros del Nivel 4 y, si puede ser, del Nivel 5.

Lógico, ¡hay tanto que leer!, a la par que detecto que el tiempo es fungible, un bien escaso, que no durará para siempre, por eso, no queda más remedio que hacer ese esfuerzo de seleccionar y escoger bien (nivel 4 ó 5) lo que se lee.

Ya no está uno para niveles bajos, a no ser que se nos cuelen sin saberlo. La vida se gasta.

05 diciembre, 2016

Aprendiendo a ver encuadrando


Un homenaje a mis queridas, máquinas del pasado.
No hay día en la que te acuestes sin haber aprendido algo. Así reza el refrán popular y yo procuro, en la medida de lo posible, hacerlo realidad, llevarlo a sus últimas consecuencias.

Como ya aparece en otros sitios, o séase entradas, de este blog, la fotografía es algo inherente a mi personalidad. Ha ido acompañándome desde que tengo, si no uso de razón, si posibilidades económicas para disponer de una cámara fotográfica.
Se me va el recuerdo pensando en mis primeras máquinas de carrete, analógicas: mi primera Werlisa color, la Canonet 28 y luego la preciosidad de la reflex Canon AE1, que tan buenos momentos me dió y con la que me inicié en el campo de las diapositivas.
Con esta última cámara, pude asomarme al mundo de la fotografía profesional, y digo asomarme, nada más. Con ella disfruté de un flash maravilloso, y dispuse de un gran angular y de mi primer teleobjetivo Tamrom. ¡Qué buenos tiempos aquellos los de mi AE1!
¡Qué incertidumbre llevar a revelar los carretes para saber cómo habían salido las fotos!, y es que el revelado tocaba bien en el bolsillo.