
Así que buenas noches a todos y a todas, sin olvidar desde principio un saludo muy especial a aquellos que han vuelto a su pueblo para pasar las fiestas y poder abrazar de camino a familiares, amigos y vecinos que durante todo el año han tenido tan lejos.
También un saludo afectuoso a esas “concas” de siempre, alma de las fiestas y ferias, que seguro se encuentran en la pista del colegio con inmensas ganas de que comience de una vez la fiesta, la jarana y la diversión.
Quisiera comenzar mi intervención en este acto del pregón, expresando públicamente mi agradecimiento a la Corporación Municipal, y en especial al Señor Alcalde, D. José Entrena por haberme invitado a actuar como Pregonero en estas fiestas de Santiago 2008.
Reconozco que es un gran honor que a partir de ahora portaré con orgullo, aunque realmente considero inmerecido, pues creo que aún me queda mucho por hacer y demostrar, para considerarme a mí mismo meritorio de este simbólico título de Pregonero de las Fiestas de Santiago.
No obstante, me ha tocado aceptar la amable invitación del Sr. Alcalde para pregonar las Fiestas de Santiago 2008 ¿Seré el pregonero que Villanueva Mesía se merece?
Y es que para mí, esto de ponerse a pregonar las fiestas no es tarea fácil, creedme.
De todos modos prometo ser breve y no hacerme pesado, os lo aseguro.
Aunque nacido en el granadino y universal Albaicín, al pie de la Alhambra, junto al río Darro, barrio de San Pedro, casa morisca de la calle del Arco, algo que llevo a gala y a mucha honra de forma muy arraigada, ya que profundamente me marcó en mi infancia, sabéis que, por circunstancias profesionales ya son más los años de mi vida (por encima de treinta) que he tenido la suerte de poder vivir en este maravilloso pueblo de la Vega del Genil, que desde el primer momento nos abrió acogedoramente sus brazos y en el que he podido ver crecer en paz y en buena salud a toda mi familia. La calidad de vida que ofrece nuestro pueblo, a pesar de que hay algunos que no quieran o no sepan darse cuenta de ello, para mí es algo totalmente primordial e envidiable, más aún en estos tiempos en los que el estress y la precipitación son la moneda corriente de cada día, siendo este motivo lo suficientemente importante como para querer quedarse a vivir aquí para siempre.
Durante todos estos de trabajo profesional he procurado que en nuestro pueblo exista una calidad en la educación de primer orden, luchando por contar con un centro educativo moderno que dé a sus ciudadanos más jóvenes servicios y actividades de máxima categoría, también he ofrecido mi tiempo y en bastantes ocasiones el de mi propia familia, a una constante entrega a causas educativas, culturales y deportivas. Todo ello ha hecho que me sienta muy arraigado y unido a esta mi "patria chica malena", a la vez que identificado e implicado, tanto en lo que Villanueva ha sido y es, así como con todo cuanto en nuestro pueblo acontece y pueda acontecerle en el futuro.
La verdad es que tuve algunos titubeos en un primer momento para aceptar la tarea de pregonero, la Concejala de Fiestas Toñi, bien lo sabe. Casi me desanimó la gran responsabilidad. Estuve en un tris de pasarle el testigo a otro. Luego reflexioné. Sentí que me traicionaba el corazón. Me animé a mí mismo y acepté la invitación.
Y aquí me tenéis. ¿Podía negarme a cantar a Villanueva en sus FIESTAS de SANTIAGO, cuando vuelven al pueblo los que tienen aquí sus raíces para revivir lo que cada año tiene un embrujo parecido y a la vez diferente?
Lo primero de todo, ¿qué dice el Diccionario de la Real Academia sobre el sustantivo pregón y el verbo pregonar? Como veis la profesión no puede olvidarse tan fácilmente de lado aunque se esté de vacaciones y es que la pista, aún disfrazada para las fiestas, no puede camuflar a esa venerable institución en la que nos encontramos.
- Mirar para atrás es recordar a mis hijos pequeños queriéndose subir y subir en los columpios: en los caballitos, en el camión de bomberos, en el coche de la policía, en los coches de choque chicos,... todo ello a golpe de abrir y cerrar monedero, incansables y voraces de luces, sirenas, saltos, piruetas y revueltas mareantes. De forma tal que cuando terminaba el paseico, querían otro y otro, sin nada que consensuar, sin poder llegar a un acuerdo final, tal que la mayoría de las veces había que zanjar tajantemente la situación sacando a los muchachitos a pulso y a rastras. Vale, bueno, pues ahora me compras algo en el kiosco. Al final terminabas con un juguete de efímera vida o un peluche gigante o un super bastón cargado de caramelos que había de llevar paseando por todo el ferial provocando la sonrisa burlona y comprensiva de los que se ven o se han visto en circunstancias similares.
- Mirar para atrás es recordar aquellas primeras coloridas carrozas que terminaban su recorrido en las sombreadas choperas de la entrada del pueblo, privilegiado sitio de reunión en el que comunalmente se daba debida cuenta de las típicas y sabrosas viandas de feria basadas sobre todo en el jamón, queso y buen vino compartidos. Hacer el recorrido vía crucis de carroza en carroza recibiendo invitaciones y afecto de los amigos y amigas era y es el mayor ejercicio de vecindad que podía y puede realizarse. Dos imágenes del pasado en relación con este recuerdo son la escena de mi padre sentado a la sombra de los chopos, disfrutando sonriente de todo el festivo ambiente y la otra escena, la de la primera vez que monté, junto a mi señora Marisa, sobre un animal de cuatro patas. La yegua de mi amigo Rafalillo Navajas. Oído al dato: yo delante con las riendas en la mano, postura de jinete más o menos perfecta, a la grupa y nerviosamente agarrada la señora, también más o menos perfectamente colocada. Y... arre, chasquido de lengua, arre, otros chasquidos con la lengua y nada, el animal que ni se inmuta. Vaya fracaso. Rafa, muerto de risa, me dice que le dé con los talones. Acción y efecto fulminante, la yegua se pone a andar y al mismo tiempo la señora empieza a lentamente a girarse, volcándose a la vez que me arrastra irremisiblemente hacia el suelo. Las carcajadas fueron trepidantes, la diversión estaba garantizada para los siglos de los siglos.
Y también tengo mis dorados momentos en el recuerdo, probablemente compartidos por muchos y muchas de los que escucháis este pregón:
- Mis especiales recuerdos para aquellas misas rocieras de Santiago que se celebraban en el Parque del Genil y en las que prácticamente todo el pueblo asistía y participaba fervorosa y atentamente. Banquetas al ristre, a paso rápido para coger un buen sitio y escuchar la Misa de Santiago adornada con cantos a la Blanca Paloma. Mire usted por donde, recuerdo especialmente una Misa Rociera en Santiago a la que no pude asistir por estar haciendo un curso de inglés en el Reino Unido, ese día comprendí perfectamente la nostalgia del maleno que se encuentra afuera y que por una causa u otra, no puede participar en su feria o fiestas. Hacía todos y cada uno de ellos va mi fraternal y apretado abrazo.
- Mis especiales recuerdos van ahora también para toda esa gente que ya no está con nosotros, pero que no podemos dejar de tener presente en estos días. Estoy seguro de que de una forma u otra, se encuentran aquí sentados a nuestro lado y en nuestro interior, a través del sentimiento de nostalgia, añoranza y cariño que desearía ser capaz de transmitir en este momento del pregón.
Y esta es mi Feria de Santiago que probablemente se parecerá más o menos a la vuestra, seguro de que cada uno tiene la suya, su momento ideal, su situación favorita y que la suma de todas esas ferias personales e individuales llevan a conseguir la Feria de Santiago colectiva, la de todos, la de nuestro pueblo.
Olvidad durante estos días vuestras preocupaciones y quehaceres cotidianos con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho; pero hacedlo con espíritu de sana convivencia, armonía y mutuo respeto, y con la hospitalidad que tradicionalmente nos ha caracterizado.
Villanueva pacífica.
Felices fiestas y hasta siempre.





