En este ir y venir que se trae uno, me he topado de lleno, casi de boca con "el bosque habitado". Ha sido en Órgiva, recorriendo la zona de los olivos centenarios, con tranquilidad y pausa. Después de descender de las alturas y siguiendo la rambla del rio Sucio, a la izquierda, he empezado a encontrarme con esas criaturas retorcidas, ancestrales, de peanas desgastadas, agarradas a la tierra, gritando en silencio a voces, o al menos así me lo parecía, a modo de saludo, eso de ¡abajo las raíces!, ¡arriba las ramas!.
Las guardianes servidoras de los olivo |
Asombrémonos, boquiabiertos, abrazados a los pies de los majestuosos olivos, que vete a saber lo que habrán visto en su larga y misteriosa vida, conéctemos con la tierra a través de sus raíces, para marchar cada vez más convencidos de que solamente somos eso, los últimos en llegar, sus servidores, guardianes de su futuro, celosos conservadores respetuosos de su herencia.
¡Larga vida a los olivos, centenarios, milenarios...! ¡Larga vida al bosque habitado!¡Ubuntu!
1 comentario:
Lecciones de vida, de respeto por lo esencial y de saber vivir, sencilla y llanamente. Todo un ejemplo que algunos estamos deseando seguir.
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