PASA Y SIÉNTATE EN MI PORCHE.

DESCANSA Y CHARLA UN RATO CONMIGO...

Navegante, entra al porche y deja tu comentario.

Las Nuevas Tecnologías avanzan que es una barbaridad e Internet cada vez se hace más presente en nuestras vidas, para lo bueno y para lo malo.
Los blogs han irrumpido en todo el mundo internáutico y el porche como no podía ser menos se pone en primera línea y no quiere quedarse atrás.
Este blog permite que el porche sea más participativo, un sitio en el que sea más fácil opinar, dejar un comentario o pegar aquello que simplemente se quiere compartir con los demás, con el único fin de mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo y de sus gentes.
El único límite serán las que imponen las más elementales normas de educación y cortesía, el resto es cosa de todos nosotros.
Entra pues con toda confianza y siéntate un ratito a charlar plácidamente en este tu porche.

Sin raíces no hay ramas, sin árboles no hay bosque.
¡Abajo las raíces, arriba las ramas!
Ubuntu.

Salu2 cordiales y pedal-pedal.
"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo." EDUARDO GALEANO.

"Cualquier objeto, por insignificante que parezca, tiene una historia que contar. Un mago o maga de las palabras solamente tiene que saber imaginarla y luego, contarla." AYES & LUIS

25 febrero, 2018

Olivos centenarios, ¿milenarios?


En este ir y venir que se trae uno, me he topado de lleno, casi de boca con "el bosque habitado". Ha sido en Órgiva, recorriendo la zona de los olivos centenarios, con tranquilidad y pausa. Después de descender de las alturas y siguiendo la rambla del rio Sucio, a la izquierda, he empezado a encontrarme con esas criaturas retorcidas, ancestrales, de peanas desgastadas, agarradas a la tierra, gritando en silencio a voces, o al menos así me lo parecía, a modo de saludo, eso de ¡abajo las raíces!, ¡arriba las ramas!.

23 febrero, 2018

El Cuaderno de Sara


El domingo pasado fui al cine. Tuve la suerte de encontrarme con una película de las que no te dejan indiferente. De las que cuando sales, sientes en la cabeza un runrun que no para y que me lleva a volver a pensar en la suerte que hemos tenido los que hemos nacido en "este lado de la raya". Un regusto amargo en la boca, revuelto con un soplo de fría esperanza, menos mal.

16 febrero, 2018

Balto, perdón Hernán, ¿qué más da?


"Hernán, que se ha convertido en un perro lagotero y grandote, de raza no muy pura, es mi mejor abrigo: él me calienta como ningún otro. No lo dejo separarse de mí, cosa que, por otra parte, él tampoco desea. Su disponibilidad me conforta y me abruma al mismo tiempo. Ningún amigo sintió por mí lo que él; temo no llegar a corresponderle nunca en la misma medida. Hay momentos en que se pone especialmente expresivo: me lame las manos, coloca sus patas sobre mis hombros, busca con su hocico mi cara, y trata de arrastrarme a su juego. Me pregunto entonces qué le ocurre, por qué le asalta tan repentino afecto, que urgencia de mí le invade... Hasta que caigo en la cuenta de que soy yo el necesitado, y, antes de que yo lo percibiera, lo ha percibido él. Con una misteriosa premonición, me consuela a su modo de la tristeza o de la añoranza que aún no había notado yo que me embargaban. No sin turbación, le doy las gracias, acaricio su cabeza basta y cándida, y me miro en sus dorados ojos inocentes." 

De EL MANUSCRITO CARMESÍ, de Antonio Gala.

04 febrero, 2018

Oración al árbol


Soy la tabla de tu cuna, la madera de tu barca, la superficie de tu mesa, la puerta de tu casa.
Soy el mango de tu herramienta, el bastón de tu vejez.
Soy el fruto que te regala y te nutre, la sombra bienhechora que te cobija contra los ardores del estío, el refugio amable de los pájaros que alegran con su canto tus horas y limpian de insectos tus campos.
Soy la hermosura del paisaje, el encanto de la huerta, la señal de la montaña, el lindero del camino.
Soy la leña que te calienta los días de invierno, el perfume que te regala y embalsama el aire a todas horas, la salud de tu cuerpo y la alegría de tu alma.
Y por último soy la madera de tu ataud.
Por todo esto, viajero que me contemplas, tú que me plantaste con tu mano y puedes llamarme hijo o que me has contemplado tantas veces, mírame bien, pero...,
pero no me hagas daño.

¿Rabindranath Tagore?
o
¿Vizconde de Chateaubriand?