Balto nos ha dejado. Baltita, la buena.
Se fué como solamente ella sabía hacerlo, sin incordiar, sin molestar. Estando, pero sin estar.
Según consta en su Cartilla Veterinaria, su fecha de nacimiento fué el 12 de diciembre de 2009. Se ha ido el 10 de julio de 2025. Luego, en diciembre haría los 16 años, que en vida perruna son muchos años.
En todo ese tiempo, son muchos recuerdos los que se agolpan. Sus años de cachorrilla, caminando con Eva por esas veredas y caminos en Sierra Nevada. Leal escudera, ejemplar compañera de pisadas.
Con sus carrerillas entre senderistas, siempre empecinada en recorrer la larga fila de caminantes desde la cabeza hasta la cola. Desde la cola a la cabeza y vuelta a empezar, incansable, con sus patitas cortas, pero ágiles y fuertes a la vez.
Hizo tresmiles. Anduvo por rocas, por arenas, por acequias, por choperas... Subíó, bajó, llaneó sin parar. No sé cuántos kilómetros habran soportado sus desgastados huesos. Disfrutó de la vida, dándonos ejemplo en todo momento.

Nunca nos causó un problema, siempre fué buena, dócil, obediente, valiente cruza ríos, buceadora en busca de piedras.
Cabizbaja, sumisa, pero tenaz en su cabezonería. Creo que esa manía la llevó a perder más tarde algunos dientes o a que se le deformaran. ¡Qué le ibamos a hacer! Así era ella. Esa fué su obsesión reconocida, la de llevar piedras en la boca, estilo Obélix, geóloga amante de las rocas, siempre nos sacaba una sonrisa cuando la veíamos aparecer transportando esos gigantescos pedruscos. ¿Pensaría que transportaba a sus pétreos cahorrillos? Pudiera ser...
También tuvo su fobia particular con la perrilla Luna, inexplicable rabia, incomprensible e incontenible cuando se encontraban, pero bueno, cosas de perras, ellas sabrán lo que se les cruzaba por la mente. El secreto se lo han llevado ambas, al otro lado de la vida.
Recuerdo como si fuera hoy, el mal rato que pasamos los dos, cuando se despistó en aquella caminata por el Valle de Lecrín. En su manía de ir y venir, yo creía que iba delante cuando resultó que se había vuelto buscando a Eva. Me costó un subidón regresar por el sendero llamándola a gritos con la calor del mediodía. Cuando la encontré los dos lloramos de alegría, mientras bebía sedienta agua en mis manos. ¡Qué mal rato!
Ya no volvió a despistarse jamás, siempre pegada a las mochilas, sobre todo a la hora de comer y siempre llevándonos por los buenos caminos, mejores incluso de los que nos marcaba el GPS.
En la casa, todos la queríamos. Juguetona, presta a saludar al que llegaba, con cariño y alegría, sobre todo a los niños y niñas. Hasta tal punto que llegamos a decir de ella que era "una perra escolar ejemplar". ¡Qué montón de excursiones y aventuras vivimos con ella!
Ha dejado una huella profunda en sus niños y niñas preferidos, a quienes adoraba. A Gonzalo, Rodrígo, Alba y Elia Mar. Ellos la echarán de menos, tanto como nosotros.
Sería bonito que en
comentarios, quienes la conocieron, dejaran escritas unas palabras en su memoria y recuerdo, seguro de que lo agradecerá con unos rabazos rápidos llenos de felicidad e incluso con algún grandioso y jugoso lametón.
Descansa en paz, Baltita, te lo has merecido.
¡Nos veremos en donde sea y cuando sea!
5 comentarios:
Mi perrilla Balto, aún recuerdo ese primer día que llegaste a casa, un día de Reyes, regalo de Alberto. El cual ya tenías el nombre antes de que llegases. Fueses lo que fueses ibas a llamarte Balto por decisión de Alberto. Poquito a poco te fuiste haciendo de cada uno de nosotros, de tu familia. Me has acompañado en mil aventuras, mi perrilla aventurera, mi compañera en mis andanzas en la Vereda de la Estrella donde no me sentía sola porque tú venías conmigo.
Has estado ahí cuando me hice mi esguince, y recuerdo que gracias a ti volví a correr Pinares abajo, me animaste y era como si dijeses: “venga que ya estás bien y puedes correr” y empezaste a trotar con tus patillas cortas mirando por si iba.
Hemos subido todos los 3000 de Sierra Nevada. También recuerdo cuando íbamos con papá por los Tajos del Sol y nos llevaste por un sendero precioso que si no llega a ser por ti no lo hubiésemos visto.
El año pasado me acompañaste en Matalascañas… ahí me enseñaste algo muy valioso: que lo importante no es llegar al destino sino disfrutar del camino mientras llegas. Al hacerte mayor, ya no podías andar tan rápido y te parabas a olisquear todo. Eso desesperaba hasta que entiendes que es tu ritmo y tu forma de disfrutar. Nunca voy a olvidar nuestros paseos al atardecer por la playa.
No puedo olvidar tu condición de “perrilla escolar” tu paciencia infinita con Gonzalo, al cual enseñaste a andar, luego vino Rodrigo y finalmente las niñas. Es curioso como antes de que llegaran ya las olías y te ponías loquita de contenta.
Baltita, espero que hayas tenido una vida muy feliz. Te vamos a extrañar mucho. Mamá por las mañanas a la hora de tu salchichina del desayuno o con el quítate de en medio que te voy a pisar. Ese ritual de la pastilla de la artrosis con papá.
Se te va a echar de menos. Ya tengo a otro ser bonito arriba en el cielo alumbrando. 💫 Ve olisqueando senderos hasta que nos volvamos a encontrar. Mi Baltita.
Lo siento mucho Luis. Mis condolencias a toda la familia y a cuantos gozaron de su cariño. D.E.P. Baltita.
Ayyyy Baltita, cuántos buenos momentos dejas a todos los que tuvimos el placer de conocerte! Dile a mi Tula, que la echamos también de menos! Brilla alto bonita 😌 🐶
Siempre recordare esos paseos con Eva, Baltito, su hermana perruna Muesli y Elena. Sin prisa sin pausa, pero cada una a su ritmo. Como Elena te buscaba y llamaba y te acariciaba despacio aunque a veces no te hacia gracias. Sigue caminando entre estrellas Balto
Cuando yo conocí a Balto, ya era una gran perrita senderista - acequiera, muy fiel, seria, formal y feliz.
Compañera infatigable en toda clase de caminos, trochas, veredas y senderos, de la montaña y de la Vega...
con una querencia acentuada al agua y al transporte de guijarros de piedra...
en las crónicas escritas de las Rutas del Senderismo Maleno, siempre se indicaba el número de senderistas asistentes y a la perrita Balto...
ella, como guía infalible, siempre iba abriendo camino en los reconocimientos y en las Rutas...
era un miembro más del grupo y parte de nuestra familia sentimental...
hasta que llegó la traviesa y vivaracha Muesli, para entregarle el testigo y darle, poco a poco, el relevo como perrita senderista...
Su "jubilación" ha sido placentera y muy feliz. Con las limitaciones que el tiempo nos trae a todos (los humanos y nuestros fieles compañeros animales) Balto fué, poco a poco, acortando sus paseos...
Hasta el día en que, sin incordiar y sin molestar, se ha alejado, moviendo su rabito, partiendo hacia su definitivo lugar de descanso, al arrullo de la vera del río...
Siempre te recordaré como la pequeña Baltita, la perrita senderista - acequiera que nos alegró la vida a todos los que tuvimos la fortuna de compartir con ella parte de nuestro camino personal.
Mientras conserve la Memoria, vas a ocupar en ella, un lugar muy especial: el de una pequeña compañera: amigable, siempre fiel, feliz y agradecida... aunque regañaras a Muesli (para que aprendiera bien).
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