Ya sé que todos tenemos el derecho y el deber de poder coexistir y compartir los espacios.
La vega, el monte, la montaña es de todos..., pero cuando sales a caminar con tu perrilla por caminos públicos y tienes que volverte porque sientes disparos por todas partes y vete a saber a dónde se dirigen los plomos de los cartuchazos, la perrilla se tensa, chilla de susto y tú la comprendes, te pones en su piel y dices, pues nada, alé, me vuelvo a la casa, más vale ser prudentes.
Mas abajo te encuentras con un par de cazadores y te dicen con todo el cariño del mundo:
- "¡Ten cuidado que hay cacería hoy!"
Y yo los miro mezcla de asombro y rabia y les digo:
- "¡Pero si yo voy desarmado!¡Qué tengan cuidado ellos!"
Lo dicho, me vuelvo a trote cansino para mi casa, que el campo oficialmente es de todos, pero hoy y mañana y los que marque la sacrosanta ley, es de ellos.
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