Caminando por Lanjarón, puerta de la Alpujarra, el pueblo del agua y de las fuentes, hay momentos en los que uno no sabe qué valorar más, si el agua fresca y rica o la fuente por la que cae.
A los pies del cementerio de Lanjarón, en la mismísima carretera que conecta con Órgiva, hay una fuente, una más de tantas, con un hermoso y cantarin caño, de agua muy apetecible por su frescor y sabor. Además, está muy a mano en el camino. Pues bien, en esa fuente aparecen a los lados de su mencionado caño, dos mosaicos a izquierda y derecha, con trozos de poemas del gran Federico García Lorca que vino frecuentemente por esta tierra a disfrutar de sus aguas, entorno y paisajes, de tal forma que muchos de ellos les sirvió como "fuente" de inspiración y quedaron reflejados para los restos, en su inmortal obra.
Como un botón bien vale para la muestra, pego ahora esos poemas al que el caminante puede asomarse y disfrutar, cuando se acerque a saciar su sed en "esa fuente de debajo del cementerio de Lanjarón".
(Poema del mosaico izquierdo al caño de la fuente.)
Se ven desde las barandas,
por el monte, monte, monte,
mulos y sombras de mulos
cargados de girasoles.
Sus ojos en las umbrías
se empañan de inmensa noche.
En los recodos del aire,
cruje la aurora salobre.
Un cielo de mulos blancos
cierra sus ojos de azogue
dando a la quieta penumbra
un final de corazones.
Y el agua se pone fría
para que nadie la toque.
Agua loca y descubierta
por el monte, monte, monte.
*
San Miguel lleno de encajes
en la alcoba de su torre,
enseña sus bellos muslos,
ceñidos por los faroles.
Arcángel domesticado
en el gesto de las doce,
finge una cólera dulce
de plumas y ruiseñores.
San Miguel canta en los vidrios;
efebo de tres mil noches,
fragante de agua colonia
y lejano de las flores.
*
El mar baila por la playa,
un poema de balcones.
Las orillas de la luna
pierden juncos, ganan voces.
Vienen manolas comiendo
semillas de girasoles,
los culos grandes y ocultos
como planetas de cobre.
Vienen altos caballeros
y damas de triste porte,
morenas por la nostalgia
de un ayer de ruiseñores.
Y el obispo de Manila,
ciego de azafrán y pobre,
dice misa con dos filos
para mujeres y hombres.
*
San Miguel se estaba quieto
en la alcoba de su torre,
con las enaguas cuajadas
de espejitos y entredoses.
San Miguel, rey de los globos
y de los números nones,
en el primor berberisco
de gritos y miradores.
autógrafo
Federico García Lorca, 1928
(Las estrofas en negrita son las que aparecen el mosaico de la fuente.)
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(Poema que aparece en el mosaico derecho al caño de la fuente).
POEMA DE LA SOLEÁ
PUEBLO
Sobre el monte pelado
un calvario.
Agua clara
y olivos centenarios.
Por las callejas
hombres embozados,
y en las torres
veletas girando.
Eternamente
girando.
¡Oh pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto!
¡Qué suerte tener tantas, bellas y honradas fuentes!
Dice bien de un pueblo y de sus gentes, cuando sabe mirar y respetar lo que es suyo.
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