Ha llegado a mis manos, por decirlo de alguna forma, el poema de José Emilio Pacheco, titulado Alta Traición y que pego a continuación.
Alta traición:
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques, desiertos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
—y tres o cuatro ríos.
Se me ocurre buscar en Google la palabra Patria y en imágenes, te cuento lo que aparece:
- El libro Patria, de Fernando Aramburu. Empezamos bien...
- Banderas y más banderas.
- ¿Carros de combate? Miedo me va dando...
- Soldados desfilando. El miedo se multiplica.
- Gente enfrentándose. Seguimos en la misma línea.
- Cementerios plenos de tumbas que dieron su vida por la patria.
En definitiva, regreso a la esencia del poema, me quedo, me quiero quedar con lo concreto (aunque suene mal) frente a lo etéreo, peligrosamente abstracto.
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