Anoche tuve la oportunidad de asistir a esta VI Jornada de Astronomía y Arqueología en las Peñas de los Gitanos, y la verdad es que bien valió la pena.
Visitar un paraje conocido, diria que familiar, y hacerlo de otra forma, conectándolo con las ciencias de la Astronomía y Arqueología ha sido toda una experiencia. Esto es algo que hay que agradecer al grupo humano de guías, monitores y profesores que se empeñaron en hacerlo y más aún, en hacerlo bien. Gracias, Paqui, Víctor, Pepe...
Las Peñas de los Gitanos, es un lugar mágico, lleno de pura y sana energía, un vórtice del tiempo en el espacio, algo que conecta, transmite y se acumula en nuestro cuerpo y sobre todo en nuestra mente. Y no es por que lo diga yo, sino que se puede medir esa energía y verificar su existencia y su aumento paulatino. El antes de y el despues de.
Desde que se entra en el recinto, y se hace del modo debido, el recorrido por este santuario milenario parece como que te atrapa. Lugares cargados de simbolismo como el Gran Sepulcro Megalítico, el Altar de la Bendición, el Pasadizo de los Deseos, la Espiral de Encinas, etc..., te van llenando, sumergiendo en esa conexión de almas del pasado con el presente.
Y claro, más aún si se está predipuesto y con un interés puesto a que se dé la energética conexión.
Cada cual puede sentir y pensar lo que le dé la gana, y más cuando esas sensaciones y pensamientos son de índole positivo.
Y el punto final lo puso el momento astronómico. Un cielo limpio, apenas contaminado luminicamente, cruzado de este a oeste por la Vía Láctea y de alguna esplendorosa fugaz, nos mostraba las estrellas y constelaciones de siempre y otras desconocidas, ocultas y misteriosamente perdidas en el Universo: la Osa Mayor, la que nos guía a la Estrella Polar, encajada en la Osa Menor;
Casiopea, la de la Doble Uve o M invertida, lo que se quiera; el Dragón, el Triángulo de Verano, el Cisne, Centauro, Escorpio; los errantes planetas, Saturno con sus brillantes anillos, nebulosas, galaxias, grupos de estrellas innotas, solido, líquido, gas y... plasma; satélites espaciales y aviones, muchos aviones. ¡Qué insignificantes somos en el Universo y que falta nos hace detenernos a ver para darnos cuenta!
Por ese motivo, no dudo en recomendar la participación en esta actividad, que seguro tendrá su repetición en el futuro. No hace falta más que estar atento y solicitarlo llegado el momento.
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