Si de cantar se deriva la palabra Cantares, yo me atrevo, salvando humildemente las distancias, a pensar que de andar, se puede derivar perfectamente la palabra "Andares", lo que me viene al pelo para decir que un "Andar" es un sitio mental por el que deambulan los pensamientos del "andarista" y que posteriormente, si se desea, pueden tener forma escrita. En ese espacio mental, imaginado, es en donde se pueden ir guardando los pensamientos y reflexiones surgidos a lo largo del Camino. Finalmente, los ingredientes ya están presentados, solamente falta sabiamente mezclarlos o al menos intentarlo, para que todo encaje, coja cuerpo, forma y sentido.
Hacía ya días que no andaba solo. Muesli, no cuenta. Ella fielmente, siempre me acompaña, pero no interfiere en mis pensamientos. Está allí, presente en su continuo deambuleo, con su trote cansino que le hace aparecer y desaparecer sorpresivamente por aquí y allá, donde menos la esperas. Vamos, que está, pero no está.
Se me ha venido a la cabeza la cita del teólogo y matemático William George Ward: "El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista prepara las velas."
Dicha cita, la he usado en multitud de ocasiones y vuelve a hacérseme presente, a raíz de la "penúltima discusión bizantina" que recientemente he vivido y que en mi andar de hoy se me ha hecho presente y me ha dado pie para reflexionar con agrado e intensidad.
La mañana estaba fría y gris. Presentía que el sol alumbraba arriba, oculto sobre la niebla que se estiraba por el valle, agazapado y luchando para poco a poco ir haciéndose presente, revelándose de pronto sobre un cielo azul intenso, de esos que hacen bueno el dicho popular:
"Mañanitas de niebla, tarde de paseo... si no es que se pone meona."
Y sigo el hilo del pensamiento: "Pesimista, optimista, realista..."
En mi vida, durante mucho tiempo, he sido optimista o así me he sentido y lo he procurado ser cuando ha venido el caso o al menor lo he intentado con mis acciones.
Al paso de los años, pasé a ser más realista, más activo y participativo, con los pies en la tierra, estando siempre enfrascado en multitud de tareas, de las que procuraba con todas mis fuerzas salir victorioso y satisfecho pero ya más consciente de que hay gente endiablada a la que le encanta "poner palos en las ruedas", que disfruta con el no dejar que se hagan las cosas para que no se note su ineficacia, dejadez o simplemente apatía, por no mencionar palabras más contundentes que ahora no vienen al caso.
Pero ahora, cuando la cuesta del camino que lleva al viso va remitiendo, me noto agotado, cansado de luchar contra los molinos convertidos en gigantes, protagonista de luchas inútiles que parecen no conducen a nada, comienzan a sedimentarse en mi ánimo importantes dosis de pesimismo.
Podría poner ejemplos concretos, pero sencillamente no me apetece, para mi quedan.
En resumen, ¿me siento como "el hombre bueno machadiano" que vivió más o menos optimista y que el tiempo hizo más o menos realista, para acabar siendo más o menos pesimista?
Del optimismo al realismo pesimista.
Y hasta aquí ha llegado mi andar de hoy...
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