Hoy nos ha tocado orillear por el Genil, huyendo del hartizo confinamiento,
a la búsqueda de sus rincones mágicos, en lento y tranquilo caminar por nuestra particular sabana,
haciendo suaves caricias al brillante musgo, verde envoltura del adormecido álamo que muestra generoso sus sedosas yemas anunciadoras de la cercana primavera.
Hoy nos ha tocado contemplar en sorprendido disfrute,
el inesperado revoloteo de la garza real,
el infantil chapoteo del ánade,
y la silueta imparable del cormorán que surca el cielo, alineándose con los meandros del rio.
Hoy nos ha tocado suspirar mirando a la lejanía,
siguiendo, mano sombra en los ojos, el poderoso aleteo del oscuro milano
que acaba en pose majestuosa sobre las ramas del viejo árbol solitario.
El agua que resuena veloz por el rio,
da cobijo a los misteriosos juegos de la incansable nutria,
que atrevida y desvergonzada
busca el encuentro cómplice con nuestras furtivas miradas.
Hoy nos han dado saludos para tí,
recuerdos para tus pisadas.
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