Hoy nos ha tocado orillear por el Genil,
huyendo del hartizo confinamiento,
a la búsqueda de sus rincones mágicos,
en lento y tranquilo caminar por nuestra particular sabana,
haciendo suaves caricias al brillante musgo,
verde envoltura del adormecido álamo que muestra generoso sus sedosas yemas
anunciadoras de la cercana primavera.

