En Las Piedras del Caletón de Salobreña, fotografía de David Llanas Ortega |
Me ha llegado, sin esperarla, esta foto de manos de un amigo. Recoge el momento glorioso, para el pescador, claro, en el que se muestra con orgullo el resultado de una noche de vigilia, de pesca con caña de este bello, por misterioso al menos para mí, animal.
La foto, una instantánea que recoge el resultado del esfuerzo de la captura, no tendría mayor interés a no ser por el plano del calamar iluminado por la luz naciente reflejada del mar. Es de esas imágenes que te enganchan, cual calamar a su hilo, que te hace mover, recorrer la mirada por todo el conjunto escenario, para luego fijarla, detenerla, llevarla iremisiblemente al punto de atractivo interés, en este caso, al calamar que pende de su tentáculo y que nos obliga a bajar la mirada a la cabeza recorriendo el fosforescente cuerpo, luego hasta la transparencia que emanan las aletas inertemente extendidas, para finalmente detenerse en seco, en esa gran minúscula gotita, brillante, esplendorosa, cautivadora y suspendida, a punto de caer ya, desde la punta del calamar.
Toda una gran foto que, como en la vida misma, nos lleva a ser recorrida en toda su extensión para al final terminar en donde menos te lo esperas, en esa cautivadora, pequeña gotita.
Somos minúsculas gotitas que penden de las puntas de calamares.
Y es que en donde menos te lo esperas salta la liebre o mejor dicho, se ilumina la gotita de la punta del calamar.
1 comentario:
gotas de lefa se llaman
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